Últimamente parece que en mis conversaciones con clientes y amigos el tema recurrente es un cambio de trabajo.
Hay tres perfiles que se repiten constantemente:
Primer grupo: Ejecutivos que llevan muchos años —a veces toda su vida laboral— en la misma multinacional. Esas empresas con "big names" que te dan una chapa impresionante y se convierten en tu identidad... y también en tu lastre cuando te das cuenta que con 50 has llegado a un plateau.
Segundo grupo: Líderes de empresas familiares convertidas en íconos de su industria. Segunda o tercera generación, orgullosos de lo que hacen y de quiénes son, pero que realmente no tuvieron "elección" y ahora se cuestionan: ¿cuál es mi legado personal?
Tercer grupo: Profesionales cercanos a la jubilación a quienes de repente les pusieron un jefe por encima que no valora ni su edad ni su valía. Grandes abogados o médicos cuya profesión siguieron por tener un propósito claro, y de pronto la historia cambió. Ahora el hospital está en manos de un fondo que quiere urgencias tipo churros, o despachos donde las consultas se resuelven con un "estudiaré el caso" y una propuesta cara.
Hay algo sorprendente en esto que te cuento: el 99% de mis conversaciones de este tipo son con hombres, no con mujeres.
Estas conversaciones surgen de una inquietud —"¿Y ahora qué?"— y una búsqueda secreta, casi siempre mental y con escasos confidentes, de algo nuevo. Típicamente, estas dos cosas coinciden con las crisis de sentido vital.
¿Por qué hay esta diferencia de género? Mi experiencia trabajando con cientos de profesionales me ha mostrado un patrón fascinante: las mujeres suelen enfrentar estas crisis en sus 40s, los hombres en sus 50s.
Lo que he descubierto es potente.
Las mujeres que he asesorado raramente fueron educadas con el mandato primario de "ganar dinero y ser exitosas". En cambio, crecieron con la expectativa de ser "profesionales valiosas" —y la elección de carrera estuvo fuertemente influenciada por la mirada paterna. Médicas, abogadas, ingenieras... muchas eligieron sus profesiones buscando validación familiar.
Llegados los 40, estas mujeres miran atrás y ven que han cumplido todos los mandatos: estudiaron, se volvieron profesionales, trabajaron, formaron familias. Y un día descubren que en ninguna parte de ese camino se preguntaron qué querían realmente, para qué vivían. La búsqueda de propósito es entonces urgente, inmediata.
Los hombres, en cambio, suelen tener una trayectoria más lineal, definida por el éxito profesional y financiero. Es a los 50 cuando empiezan a cuestionarse si hay algo más allá de los logros acumulados. Si todo esto por lo que han trabajado es realmente lo que querían.
A los 40 buscamos cambios con más ambición —léase "amplia visión". Si queremos mantener el "big corporate job" y vemos que no tenemos mucho campo donde estamos, la típica búsqueda está en el cambio de empresa.
Tengo que decirte: desde mi punto de vista, esa búsqueda es un error. Caerás en la trampa de "más de lo mismo", que en 10 años te dejará quemado/a, con una edad y en un mundo que te dará menos oportunidades. El momento es ahora para replantearte el tema más seriamente, con más inteligencia emocional —léase coraje— y más amplitud mental.
A los 50, el desafío es diferente.
El ejecutivo de multinacional sigue buscando algo distinto, pero con igual seguridad. Y el de la empresa familiar juega con la idea de "dejar un legado", creando quizás una fundación que honre al fundador. Pero, ¿qué buscan realmente? Posiblemente dejar una huella personal. Ser, más allá de la herencia recibida, porque al fin y al cabo, todos transitamos esta vida con una pregunta fundamental: ¿Para qué estoy aquí?
Hace años me reinventé. No sin drama, ni sin errores. Cometí muchos, y el primero es el que voy a intentar ayudarte a no cometer:
Sí, leíste bien. Buscar qué hacer es el primer y más común error que cometemos. Buscamos dentro de lo que sabemos, lo que creemos que podemos y lo que suponemos nos dará la estabilidad económica o emocional que necesitamos.
En cambio, la gran oportunidad está en pensar fuera de la caja. Literalmente.
Piénsalo: llevas 20, 25 ó 30 años haciendo lo mismo. Ahora buscas algo diferente, con sentido, que te haga sentir pleno, con un balance entre lo profesional y personal, que aproveche tu experiencia y te ofrezca nuevos desafíos.
¿Cómo lo estás buscando? ¿Un career coach que te dirá que actualices tu LinkedIn y busques foros de networking? Todo bien con esto, pero créeme que te llevará a encontrar otro "más de lo mismo" con "menos de todo" —léase: salario, beneficios e identidad— porque ese nuevo "desafío" no será en una empresa tan potente como la que tienes ahora.
La respuesta puede estar en un camino ancestral: el Camino de Santiago.
Las historias de transformación en nuestro programa "Re-Define tus Siguiente Pasos" en el Camino de Santiago son profundas y reales.
Un alto ejecutivo financiero que inicialmente accedió a hacer el Camino "para acompañar a su esposa" descubrió algo inesperado entre los senderos y albergues: claridad sobre su verdadero propósito. Mientras su esposa encontró el valor para cambiar completamente de profesión, él transformó radicalmente su forma de trabajar, reorientando su carrera hacia lo que realmente le importaba.
Otro caminante, un líder de empresa familiar atrapado en el peso de las expectativas generacionales, encontró en aquellos kilómetros una revelación: estaba destinado a algo mayor. Hoy, sin abandonar el legado familiar pero redefiniéndolo completamente, ha ampliado su impacto a nivel nacional, encontrando un propósito que trasciende los límites de su compañía.
Quizás la reflexión más importante es esta: a los 50+, no estás al final del camino profesional, sino en un nuevo comienzo potencialmente extraordinario.
Piénsalo bien. Aún tienes por delante 15-20 años de vida profesional activa. Es más tiempo del que muchos dedican a construir carreras enteras. La diferencia es que ahora cuentas con algo invaluable: décadas de experiencia, conexiones y perspectiva.
La pregunta no es si puedes permitirte reinventarte. La pregunta es: ¿puedes permitirte no hacerlo? En un mundo que cambia vertiginosamente, quedarse en el "más de lo mismo" no es la opción segura. Es el mayor riesgo.
Tu nuevo capítulo comienza aquí
No te conformes con más de lo mismo. El Camino de Santiago es tu plataforma de lanzamiento para la reinvención, no para la repetición. Rodéate de nuevas perspectivas mientras caminas, reflexionas y estrategizas junto a líderes de fuera de tu industria. Evita la trampa de la comodidad: este viaje trata sobre transformación, no sobre transición.
Abre tu mente, expande tu red, redefine tu futuro.
No dejes pasar otro año preguntándote qué podrías hacer. Reflexionemos juntos, ¿quién eres y para qué estás aquí?
Únete a nosotros del 15 al 21 de junio de 2025. Tu nueva historia comienza aquí.
"El tiempo no es una rutina, es un tiempo para elegir, para decidir, para cambiar." – Papa Francisco.
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